Santo Domingo.- Este 17 de abril, hace una década que la vida del escritor y periodista colombiano Gabriel García Márquez se apagó a causa de cáncer linfático que le había sido diagnosticado en 1999 y le había afectado nuevamente una decada y media después a sus 87 años, dañando uno de sus pulmones, ganglios e hígado hasta conducirlo a la muerte.
Este 2024 se ha estrenado una novela póstuma publicada en el 97 aniversario de su nacimiento, el 6 de marzo, titulada “En agosto nos vemos”.
Esta historia pensada en un principio para ser un cuento, relata cómo cada agosto, el personaje principal Ana Magdalena Bach toma el transbordador hasta la isla donde están enterrados los restos de su madre para visitar su tumba. Estas visitas acaban suponiendo una irresistible invitación a convertirse en una persona distinta durante una noche al año.
El borrador de esta novela, se encontraba en los archivos personales del autor en el Harry Ransom Center de la Universidad de Texas en Austin, fue seleccionado para publicarse por sus hijos Rodrigo y Gonzalo García Barcha para conmemorar la primera década de su fallecimiento.
Rodrigo y Gonzalo describieron este libro como “el fruto de un último esfuerzo por seguir creando contra viento y marea”.
“Leyéndolo una vez más a casi 10 años de su muerte descubrimos que el texto tenía muchísimos y muy disfrutables méritos y nada que impida gozar de lo más sobresaliente de la obra de Gabo: su capacidad de invención, la poesía del lenguaje, la narrativa cautivadora, su entendimiento del ser humano y su cariño por sus vivencias y sus desventuras, sobre todo en el amor, posiblemente el tema principal de toda su obra”, agregaron.
Vida y obra
Nacido en el municipio colombiano Aracataca, García Márquez se convirtió en un fenómeno de la literatura latinoamerica e hispanoamericana, destacándose por la creación de obras como “El coronel no tiene quien le escriba” (1961), “Cien años de soledad” (1967), “Crónica de una muerte anunciada” (1981), “El amor en los tiempos del cólera” (1985), “Del amor y otros demonios” (1994), entre otras, trascendiendo a la inmortalidad de su pensamiento.
García Márquez se destacó por sus novelas y cuentos, también por escribir narrativa de no ficción, discursos, reportajes, críticas cinematográficas y memorias. Estudió derecho y periodismo en la Universidad Nacional de Colombia e inició sus colaboraciones periodísticas en el diario colombiano El Espectador. Su trabajo fue merecedor de importantes premios y reconocimientos y sus novelas se mantienen como las preferidas de los lectores sin importar del paso del tiempo.
Hijo de Gabriel Eligio García y Luisa Santiaga Márquez Iguarán, fue el mayor de 11 hermanos de padre y madre: Luis Enrique, Margarita, Aida, Gustavo, Ligia, Rita, Jaime, Hernando (Nanchi), Alfredo Ricardo (Cuqui) y Eligio (Yiyo). También tuvo otros cuatro medio hermanos de parte de su padre.
Una figura importante dentro de la niñez del autor fue su abuela Mina, a quien describía como “una mujer imaginativa y supersticiosa” que llenaba la casa con historias de fantasmas, premoniciones, augurios y signos, fue tanta influencia de Mina que es señalada por el escritor como su primera y principal inspiradora literaria, pues le inculcó la original forma en que ella trataba lo extraordinario como algo natural cuando contaba historias, sin importar cuán fantásticos o improbables fueran sus relatos, siempre los refería como si fueran verdad irrefutable.
En 1983, Gabo dijo al periódico español El País: “Surgió mi interés de descifrar su ascendencia (de su abuela), y buscando la suya encontré la mía en los verdes frenéticos de mayo hasta el mar y las lluvias feraces y los vientos eternos de los campos de Galicia. Solo entonces entendí de dónde había sacado la abuela aquella credulidad que le permitía vivir en un mundo sobrenatural donde todo era posible, donde las explicaciones racionales carecían por completo de validez”.
Además del estilo de su narrativa, su abuela Mina inspiró también el personaje de Úrsula Iguarán que, tres décadas más tarde, su nieto usaría en “Cien años de soledad”, su novela más popular.
Durante su niñez, cuando visitaba a sus padres en Sucre, conoció a Mercedes Barcha. En un baile de estudiantes decidió que debía casarse con ella cuando terminara sus estudios y en marzo de 1958 contrajeron nupcias en la iglesia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro de Barranquilla con Mercedes «a la que le había propuesto matrimonio desde sus trece años».
En 1959 tuvieron a su primer hijo, Rodrigo, y en 1961 se instalaron en Nueva York, donde ejerció como corresponsal de Prensa Latina. Tres años después, en 1964, nació su segundo hijo, Gonzalo. Aunque García Márquez poseía residencias en París, Bogotá y Cartagena de Indias, vivió la mayor parte de su vida en la Ciudad de México, donde fijó su residencia a principios de los años 60 y en donde escribió “Cien años de soledad”.
Es tras la publicación de esta novela, en 1967, cuando la notoriedad mundial del escritor comenzó y en solo una semana vendió 8,000 ejemplares de esta obra.
En 1982 recibió el Premio Nobel de Literatura «por sus novelas e historias cortas, en las que lo fantástico y lo real se combinan en un mundo ricamente compuesto de imaginación, lo que refleja la vida y los conflictos de un continente».
Junto a Julio Cortázar, Mario Vargas Llosa y Carlos Fuentes, fue uno de los exponentes centrales del boom latinoamericano, fenómeno literario, editorial, cultural y social que surgió entre 1960 y 1970, cuando las obras de un grupo de novelistas latinoamericanos relativamente jóvenes fueron ampliamente distribuidas en Europa y en todo el mundo.
Gabo o “Gabito”, como era conocido por sus familiares y amigos, es considerado uno de los principales autores del realismo mágico, y su obra más conocida, la novela “Cien años de soledad”, es una de las más representativas de esa corriente literaria.
A principios de la década de los 2000 y siendo conocido como un sobreviviente cáncer, realizó sus últimas publicaciones. En 2003, García Márquez publicó el libro Vivir para contarla, el primero de los tres volúmenes de sus memorias, que el escritor había anunciado como:
«Empieza con la vida de mis abuelos maternos y los amores de mi padre y mi madre a principios del siglo, y termina en 1955 cuando publiqué mi primer libro, La hojarasca, hasta viajar a Europa como corresponsal de El Espectador. El segundo volumen seguirá hasta la publicación de Cien años de soledad, más de veinte años después. El tercero tendrá un formato distinto, y solo serán los recuerdos de mis relaciones personales con seis o siete presidentes de distintos países».
En 2004 publicó «Memoria de mis putas tristes», una historia de amor que sigue el romance de un hombre de noventa años y su pubescente concubina. Este libro causó controversia en Irán, donde se prohibió después de 5000 ejemplares impresos y vendidos. Mientras que en México, una ONG amenazó con demandar al escritor por hacer apología de la prostitución infantil.
Según su hijo mayor Rodrigo, Gabo había perdido la visión del centro de su ojo izquierdo desde su infancia, cuando miró directo a un eclipse.