Los Orlando Magic volverán a ser equipo de playoffs, billete que se han encargado de sellar de forma contundente. Con un 120-95, los de Florida aplastaron a los Atlanta Hawks en la lucha por la séptima plaza, confirmándose como el rival de los Celtics en primera ronda en un choque que, pese a todo, no fue tan dispar como el resultado final invita a pensar.
No al menos hasta el último cuarto.
La clave, el banquillo
Y eso que Orlando no encontró a sus estrellas en su versión más acertada, pero tampoco le hizo falta. Los de Mosley han vivido más de una vez con noches imprecisas de Banchero y Wagner, que esta vez se combinaron para un 10/28 que sin embargo no decantó el choque en contra de los Magic, que tienen también otras armas. Más específicamente, su defensa y el impacto de dos hombres de banquillo.
La cosa va de Anthonys
Fue Anthony Black el primero en dar un impulso a los locales con su salida a pista mediado el primer cuarto, un testigo que Cole Anthony se encargaría de recoger poco después. El primero por su orden y eficacia y el segundo por su chispa de impredecibilidad que tanto necesitan los de Mosley de vez en cuando, ambos empezaron a inclinar la balanza del lado de los locales, que durante la primera mitad soñaron con un triunfo cómodo.
Así se lo permitían los 22 puntos de ventaja con los que contaron a mediados del segundo cuarto, fruto también de la incapacidad de los Hawks para entrar en partido. Trae Young sufría para anotar, los triples se estrellaban contra el aro uno tras otro y nadie parecía ser capaz de echar una mano. Los Magic tiene estos tramos en los que te ahogan por completo, y no hubo manera para Atlanta de encontrar oxígeno.
El problema es que los Magic tienen también tramos en los que se ahogan por completo, y ejemplo de ello fue el inicio de la segunda parte. Lo que había sido una renta amplia quedó reducida a tan solo 3 tantos, y no precisamente debido a una exhibición ofensiva de los Hawks sino debido a lo que quiera que sea el antónimo de exhibición ofensiva por parte de Orlando. Hasta que, de nuevo, los Anthony entraron a pista.
De la igualdad a la paliza
Esta vez fue Cole que dio el primer empujón a la bola de nieve, echándola a rodar cuesta abajo con un par de canastas en la pintura que sirvieron de desatascador, un par de conexiones con Wendell Carter que sirvieron volver a abrir un poco de distancia en el marcador y un par de triples que ya fueron motivo de seria preocupación en el banquillo visitante. Cuando Black se unió a la fiesta con dos nuevos triples, fue ya para poner 19 arriba a Orlando. Y ahí ya no iban a complicarse con otro atasco.
Mientras esto ocurría en un lado, en el otro los Hawks seguían tan incómodos como siempre y más imprecisos que nunca. Si la defensa de los Magic había sido una máquina de destrozar ataques, en el último cuarto se convirtió ya en una trituradora, no dando a los de Quin Snyder la menor opción de aferrarse el duelo. No dándoles, de hecho, la menor opción de maquillar el marcador.
Orlando quería llegar a los playoffs lanzando un mensaje y dejando claro que, quien quiera doblegarlos, tendrá que trabajar para derribar un muro. Y con esta actuación, puede considerarse que el mensaje está lanzado. Ahora viene el más difícil todavía: recordárselo a los vigentes campeones.
Jugadores destacados
Estos fueron los hombres que certificaron la presencia de los Magic en playoffs.
Cole Anthony
Ejerció de desatascador en los peores momentos de los suyos y ya todo fue cuesta abajo a partir de ahí. Con 26 puntos, fue el máximo anotador de los locales en una noche en la que hacía falta que alguien diera un paso adelante.
Anthony Black
Cada minuto que pasó en pista fue positivo para los Magic. Estuvo preciso en el tiro, generó para sus compañeros y sumó en defensa en una noche que sirve de prueba de su crecimiento como sophomore.
Wendell Carter Jr.
Su capacidad para sumar en la pintura fue fundamental para abrir las brechas, tanto la del segundo cuarto como la del último. Sus 19 tantos lo hicieron de hecho el segundo anotar de los locales.