LOS ANGELES (NBAMANIACS).-Los Angeles Lakers inauguraban los playoffs en su estadio por primera vez desde 2012. De poco sirvió ante unos Minnesota Timberwolves que les superaron en (casi) todo. «Nos lo hemos tomado como un partido de temporada regular», decía JJ Redick en la entrevista del último cuarto para resumir el 95-117 que acabó campando en el marcador.
Los Lakers, con la lengua fuera ante el festival del triple
Plantearon los Lakers un partido a pocas posesiones, de mucho uno contra uno en ataque y control en los tableros. La cosa comenzó bien con Luka Doncic yéndose a los 16 puntos en el primer cuarto y controlando el tempo del partido. Anthony Edwards y Julius Randle estuvieron erráticos en ese primer tramo y LA no notó estar jugando con formatos pequeños desde el tercer minuto de partido.
Todo cambió cuando los Wolves pudieron asegurar el rebote defensivo y apretar líneas para correr. A partir de ahí dieron un clínic de acierto exterior (21 de 42 en triples) consiguiendo triples liberados en transición con suma facilidad.
Naz Reid y Donte DiVincenzo guiaron un parcial que prácticamente no iba a dejar de ascender hasta finales del tercer cuarto. Hasta 27 puntos arriba llegaron a ir los Wolves.
La lesión de Edwards pudo cambiar el partido
Fue al final de ese tercer periodo cuando Edwards sufrió un golpe en su pierna que le obligó a pasar por vestuarios. El escolta no tuvo una noche especialmente brillante en la anotación. Pero de sus lecturas y amenaza dependía poner en marcha el ataque a media pista. Por ello que, a su salida, los Lakers pudiesen respirar y endosar un 20-8 de parcial que les hizo creer.
A su vuelta la ventaja se había reducido a 12 puntos y ya desde la primera posesión, una suspensión en giro ante Luka Doncic, dejó claro que ahí acababan las esperanzas angelinas. Minnesota volvió a cerrar filas atrás y a correr sin piedad para regresar la ventaja por encima de la veintena.
Luka: It’s just Big Me
Ponían en el Crypto.com Arena la instrumental de Like That, la canción con la que Kendrick Lamar iniciaba su beef con Drake con aquello de «no hay big three, solo es un big me«. Frase que se puede aplicar, para mal, al trío de estrellas de Los Angeles Lakers.
LeBron James inició el partido al ralentí, con cero puntos en el primer cuarto, mientras Luka castigaba una y otra vez. Y aunque puso esfuerzo defensivo y se fue recomponiendo en ataque, no estuvo a la altura de su compañero esloveno. Doncic acabó con 37 puntos y por encima del 50% en tiros de campo y triples. Se quedó tan solo en una asistencia.
El gran problema en realidad estuvo en que la tercera pata de la mesa. Austin Reaves, no pudo castigar la defensa de los Timberwolves en ningún momento. Perdiéndose en el tamaño interior de los Rudy Gobert y compañía e incluso sufriendo para superar a Mike Conley (increíble partido del veterano base en las sala de máquinas de ambos lado).