Santo Domingo.- El etiquetado frontal de los alimentos se ha convertido en un tema polémico en la República Dominicana, enfrentando a sectores industriales y médicos en torno a sus beneficios y consecuencias.
Mientras que organizaciones de salud defienden esta medida como un avance para la transparencia nutricional y el bienestar de los consumidores, el sector industrial la considera un obstáculo para la competitividad y el desarrollo económico.
Los argumentos del sector industrial
La Asociación de Industrias de la República Dominicana (AIRD) ha reiterado su preocupación por la propuesta de etiquetado frontal. Según Julio Virgilio Brache, presidente de la AIRD, «queremos un sistema que informe, no que alarme; que empodere, no que estigmatice».
El gremio argumenta que la medida podría generar confusión entre los consumidores y afectar la competencia justa entre productos nacionales e importados.
Además, la AIRD ha señalado la importancia de aplicar el etiquetado de manera equitativa, evitando distorsiones en el mercado. «Es clave que cualquier medida que se aplique a los productos nacionales se haga cumplir de la misma manera y bajo los mismos criterios a los productos importados», enfatizó Brache.
Los argumentos de los defensores de la salud pública
Por otro lado, Dominicana Saludable, una coalición de organizaciones sin fines de lucro, ha denunciado las presiones del sector industrial para evitar la implementación del etiquetado frontal.
Según esta entidad, la medida es fundamental para garantizar el derecho de los consumidores a saber qué comen y, así, tomar decisiones más saludables.
El Etiquetado Frontal de Advertencia Nutricional (EFAN) consiste en utilizar sellos con textos en los envases de los alimentos para alertar sobre altos niveles de nutrientes críticos, como sal, azúcar y grasas. Dominicana Saludable considera que esta herramienta es esencial para combatir problemas de salud pública, como la obesidad y las enfermedades cardiovasculares.
Un debate con implicaciones económicas y sociales
El conflicto entre ambos sectores ha trascendido el ámbito técnico y se ha convertido en un tema político.
Mientras que los industriales temen que el etiquetado frontal afecte su competitividad y genere costos adicionales, los defensores de la salud pública argumentan que la medida beneficiaría a largo plazo a la población, reduciendo los gastos en atención médica.
Mario Pujols, vicepresidente ejecutivo de la AIRD, ha propuesto la creación de una mesa de consenso para buscar soluciones más adaptables y menos dañinas para el sector industrial. Sin embargo, Dominicana Saludable ha llamado a rechazar cualquier interferencia que impida la implementación de la medida.
¿Qué sigue?
El etiquetado frontal de los alimentos se encuentra en un punto de inflexión en la República Dominicana.
Mientras las autoridades gubernamentales evalúan la propuesta, el debate entre salud pública y competitividad económica seguirá siendo un tema central en la agenda nacional.
Lo que está en juego no solo es la implementación de una medida regulatoria, sino el equilibrio entre el derecho a la información de los consumidores y la sostenibilidad del sector industrial.
En palabras de Dominicana Saludable, «el derecho a saber lo que comemos no debe ser negociado». Pero, como señalan los industriales, tampoco se pueden desconocer las implicaciones económicas de una medida que podría afectar la competitividad del país en el mercado internacional.
El futuro del etiquetado frontal dependerá de la capacidad de los actores involucrados para encontrar un consenso que beneficie tanto a los consumidores como a los productores. Mientras tanto, la espera continúa, y con ella, el debate sobre un tema que, sin duda, marcará un hito en la historia reciente de la República Dominicana.