Por Charlie Núñez
Algunos dirán que sí (hasta pondrán ejemplos), pero en mis años de vida no recuerdo que el “liderazgo” nuestro (político, militar, empresarial, religioso o cualquier otro) se haya puesto de acuerdo para poner el interés del país por encima de los intereses particulares.
El presidente de la República Dominicana ha invitado a los expresidentes del país, Danilo Medina Sánchez, Leonel Fernández Reyna e Hipólito Mejía Domínguez, juntos o de manera individual, a dialogar acerca de los retos migratorios, en especial la migración haitiana.
Aparentemente, a no ser que la reacción inmediata sea solo un amague, estos estarían en disposición de dialogar con el mandatario, el mismo que en campaña expresó que en dos años resolvía ese problema y que dijo además que sus antecesores no habían hecho nada en tal sentido.
Pertenezco al puñado de dominicanos que por muchos años hemos venido planteando el peligro de la descontrolada presencia haitiana en el territorio nacional, en su mayoría ilegal, y su impacto en temas como salud y educación.
A pesar de aspirar a una solución a esta problemática y de ser partidario de la unidad de todos los sectores para colocar nuestro país por una ruta distinta al desorden ordenado en que vivimos, si estuviera en la posición de Danilo Medina y Leonel Fernández yo no participaría.
Las razones son las siguientes:
1 – Como ya dijimos, el presidente había prometido resolver él solo ese problema en dos años;
2- Acusó a sus invitados, si no me falla la memoria, en el mismo escenario de la invitación, de no haber hecho nada;
3 – Siendo justo, real y efectivamente los invitados no son poseedores de gran mérito en la solución de este viejo problema que este Gobierno ha agudizado;
4- El presidente dispone de todos los medios y en ese sentido les da cátedra a los expresidentes, en lo referente a imponer su narrativa de todo cuanto de ahí surja;
5- Si el presidente quiere buscar soluciones reales, ¿por qué no invita a quienes tienen posiciones críticas y propuestas en ese sentido?; y
6- Finalmente, si queremos de verdad resolver, ¿no debería estar invitada “Doña
Ley”?
Esto se ha convertido en un problema de seguridad nacional y aunque es cierto que el sector empresarial es culpable en gran medida, a pesar de que estos acomoden la carga, son los políticos de los distintos Gobiernos de turno y los militares, sobre todo del ejército, los que por intereses económicos particulares han vendido gran parte de la dominicanldad.
¿Cuántos generales o militares de menor rango están presos o fusilados por alta traición a la patria?
¿Cuántos políticos han corrido igual suerte a causa de lo mismo?
¿Por qué no trancan, les dan una buena pela y les queman el motor o el vehículo a los microtransportadores de haitianos?
En otro orden, ya los discursos del presidente Abinader frente a cualquier gobernante o representante de Gobierno extranjero o en organismos internacionales, dan asco, ¿que es lo que tienen que hacer esos Gobiernos para explicarle al dominicano que a ellos no les importa Haití ni la República Dominicana?
Si es por humanidad, vamos todos a sentir pena por ellos; si hay que ayudarlos, vamos ayudar, pero, por Dios, nosotros aquí y ellos allá.