Por Johnny Arrendel
La extensión de la Línea 2C del Metro de Santo Domingo hacia Los Alcarrizos, proyecto clave para la movilidad urbana, es símbolo de frustración para los residentes de la zona.
Iniciada el 8 de febrero de 2022, bajo la gestión del presidente Luis Abinader, la obra lleva más de tres años y medio en construcción, acumula retrasos significativos y genera críticas por su lentitud.
A pesar de los avances reportados por la Oficina para el Reordenamiento del Transporte (Opret), la falta de una fecha definitiva de entrega mantiene a los ciudadanos en incertidumbre.
Un Proyecto Ambicioso con Retrasos Persistentes
La Línea 2C, que abarca 7.3 kilómetros desde el kilómetro 9 de la autopista Duarte hasta Los Alcarrizos, incluye un viaducto elevado de 6.5 kilómetros, un túnel de 940 metros y cinco estaciones.
Según Opret, la obra tiene un avance del 95%, con el viaducto concluido y trabajos finales como la instalación de rieles y sistemas eléctricos en marcha.
Sin embargo, la fecha de inauguración, inicialmente prevista para el segundo trimestre de 2024, se ha pospuesto varias veces, primero a finales de 2024 y ahora al segundo semestre de 2025.
Esta dilatación contrasta con los plazos de construcción de líneas anteriores.
En comparación, la Línea 1 del Metro, inaugurada en 2008 bajo el gobierno de Leonel Fernández, cubrió 14.5 kilómetros en 22 meses, incluso, tramos soterrados que aumentaron su complejidad.
La Línea 2, también iniciada por Fernández en 2009, se completó en 40 meses, abarcó 13.5 kilómetros.
Por su parte, la Línea 2B, finalizada en 2018 durante la gestión de Danilo Medina, tomó aproximadamente 36 meses para un tramo de 3.6 kilómetros.
La Línea 2C, con menos complejidad técnica al ser mayormente elevada, lleva más tiempo que estas obras previas, lo que ha generado cuestionamientos sobre la eficiencia en su ejecución.
Costos y Complejidad: ¿Justifican los Retrasos?
El costo de la Línea 2C se estimó incialmente en 506 millones de dólares, incluyendo el material rodante y una vía marginal para aliviar el tráfico, pero eso monto se agotó y continúa en aumento.
En contraste, la Línea 1 tuvo un costo aproximado de 750 millones de dólares, mientras que la Línea 2, en su totalidad, rondó los 1650 millones de dolares, por su mayor extensión y complejidad con tramos subterráneos.
Aunque la Línea 2C es menos extensa y técnicamente menos exigente, su costo es elevado, lo que ha llevado a especulaciones sobre posibles sobrecostos o ineficiencias.
La construcción de un túnel de 940 metros, aunque breve, ha sido señalada como un factor de complicación, pero no suficiente para justificar los retrasos prolongados.
Quejas de los Residentes
Los moradores de Los Alcarrizos y zonas aledañas, como Enriquillo y Manoguayabo, esperaban que la Línea 2C aliviara los históricos problemas de tráfico en el kilómetro 9 de la autopista Duarte. Sin embargo, la lentitud de la obra ha generado descontento.
Residentes han denunciado el abandono en los entornos de construcción, con túneles llenos de hierbas y basura, mientras que comerciantes, como Benito Mena, reportan pérdidas de hasta un 60% en sus negocios debido al polvo, lodo y caos vial.
Aunque reconocen el potencial transformador del Metro, la falta de avances concretos ha mermado su entusiasmo.
Vicios de Construcción: ¿Realidad o Rumores?
En redes sociales, surgen denuncias sobre posibles vicios de construcción, como la caída de vigas o problemas estructurales, alimento de teorías conspirativas.
Publicaciones en X afirman que la obra tiene “bastantes vicios de construcción” y que los ciudadanos desconfían de su seguridad.
Sin embargo, Opret ha desmentido estas acusaciones. Asegura que el viaducto cumple con “estrictos estándares internacionales de calidad” y está supervisado por firmas como Epsa-Labco y TYPSA.
No hay evidencia concreta de fallas estructurales, y muchos de estos rumores parecen ser especulaciones sin fundamento, amplificadas por el descontento general.
Redes Sociales:Eco de la Impaciencia
Plataformas como X reflejan malestar. Usuarios comparan la rapidez de la Línea 1 bajo Fernández con los retrasos actuales. Frases como “Eso no sirve. Va a haber que dinamitarlo”, muestran la desconfianza de algunos residentes.
Estas publicaciones, aunque no siempre verificadas, evidencian una percepción de lentitud y cuestionan la capacidad del gobierno actual para completar la obra.
La falta de comunicación clara sobre los plazos exacerba las críticas y convierte las redes en un espacio de desahogo colectivo.
El Metro de Leonel: Una Visión que No Se Ha Igualado
Leonel Fernández marcó un hito con la construcción del Metro de Santo Domingo. Inauguró la Línea 1 en 2008 y sentó las bases para la Línea 2.
Su visión de un sistema de transporte masivo fue criticada en su momento por sectores opositores, pero su impacto en la movilidad urbana es innegable.
Durante su gestión (2004-2012), se construyeron 28 kilómetros de líneas en tiempos récord, a pesar de la oposición y los desafíos técnicos.
Fernández incluso prometió en 2019 extender el Metro a Los Alcarrizos y Pedro Brand, muestra de compromiso continuo con esta solución.
Danilo: Continuidad con Menos Impulso
Bajo Danilo Medina (2012-2020), el Metro tuvo continuidad con la Línea 2B, pero no se impulsaron nuevas extensiones significativas.
La Línea 2B, de 3.6 kilómetros, fue una adición modesta comparada con los ambiciosos proyectos de Fernández.
Algunos usuarios en redes sociales acusan a Medina de retrasar proyectos como la extensión a Los Alcarrizos por falta de visión o por no querer dar continuidad a las obras de Fernández.
Esta percepción, aunque subjetiva, resalta una menor prioridad al Metro durante su gestión, enfocada más en otras infraestructuras como carreteras y escuelas.
Gobierno PRM: ¿Falta de Visión?
El gobierno del PRM, liderado por Luis Abinader, ha sido criticado por no dar el mismo impulso al Metro que Fernández.
A pesar de iniciar la Línea 2C y anunciar la extensión de la Línea 1 a Punta de Villa Mella, los retrasos y la falta de claridad han generado cuestionamientos.
Alegan que Fernández construyó 22 kilómetros en tres años, mientras que el PRM no ha terminado 7 kilómetros en cinco.
Aunque factores como la pandemia y problemas técnicos en el túnel podrían explicar en parte los retrasos, la percepción pública es que el proyecto no ha sido priorizado como una solución clave para el tránsito.
Proyecto Estratégico para la Movilidad Urbana
La Línea 2C promete descongestionar el kilómetro 9 de la autopista Duarte, punto crítico para el acceso a la capital desde el Cibao.
Con una vía marginal que facilitará el flujo de 22,850 vehículos diarios, el proyecto podría transformar la movilidad de 14 comunidades.
Sin embargo, los beneficios esperados se ven opacados por los retrasos y la falta de confianza. Opret insiste en que la obra está en su fase final, con pruebas dinámicas previstas para los próximos meses, pero la ausencia de una fecha concreta mantiene el escepticismo.
¿Qué Falta?
La extensión del Metro a Los Alcarrizos es un recordatorio de los desafíos de la infraestructura en República Dominicana.
Mientras Fernández demostró que el Metro podía ser una realidad con plazos ajustados, los gobiernos posteriores no han igualado su ritmo.
Los retrasos, aunque parcialmente explicables por factores técnicos, reflejan una posible falta de priorización y comunicación efectiva.
Para recuperar la confianza de los ciudadanos, el gobierno debe no solo acelerar la obra, sino también garantizar su calidad y transparencia y desmentir rumores con hechos concretos.
La Línea 2C del Metro de Los Alcarrizos, con sus 7.3 kilómetros y mas de 506 millones de dólares, lleva más de tres años y medio en construcción, supera los plazos de líneas más extensas y complejas construidas bajo Fernández.
Las quejas de los residentes, la incertidumbre sobre los plazos y las denuncias infundadas de vicios de construcción han empañado un proyecto vital para la movilidad urbana.
Mientras el gobierno de Abinader promete una inauguración para 2025, la pregunta persiste: ¿por qué no se ha impulsado el Metro con la misma urgencia que en sus inicios?
La respuesta podría estar en una combinación de desafíos técnicos, prioridades políticas y una falta de continuidad en la visión de transporte masivo que Leonel Fernández instauró.