Evangelina Soler, quien presidió la Sociedad Dominicana de Neumología y Cirugía del Tórax, alertó sobre el impacto negativo que tienen las altas temperaturas y el polvo del Sahara en las vías aéreas, principalmente en aquellos pacientes broncopulmonares y otras patologías vinculadas a las funciones pulmonares.
“Siempre que hay un cambio abrupto de temperatura, las vías aéreas, tanto bajas como altas, se impactan de una manera negativa, y cuando hablamos de altas temperaturas, las vías aéreas se resecan mucho, y los pacientes que tienen rinosinusitis, los asmáticos, los que sufren de broncopulmonar obstructivas crónicas o cualquier entidad nociva en el pulmón, se comprometen aún más con este tipo de cambio”, explicó Soler al ser entrevistada en el programa D´AGENDA.
Insistió en que el calor provoca deshidratación en la vellosidad de las vías aéreas y eso crea un impacto negativo; por eso hay muchos procesos virales que impactan más, porque las defensas se ven comprometidas en ese epitelio resecado que no tiene la movilidad adecuada, y el efecto de las partículas que vienen en el medio ambiente, orgánicas e inorgánicas, es decir, los virus y las bacterias, así como el polvo del Sáhara, complican más la situación de los pacientes con problemas pulmonares.
“Cuando se juntan las altas temperaturas, el polvo del Sáhara y la combinación con los procesos lluviosos, definitivamente esos pacientes van a tener un empeoramiento de los cuadros, tanto de asmas, rinosinusitis y las propias neumonías que se dan al conjunto de las afecciones virales y bacterianas; es decir, todo lo que tiene que ver con un cambio de temperatura, tanto con el calor como en los meses de invierno, afecta a las personas con comorbilidad en las vías aéreas”, recalcó la facultativa.
Reiteró que los cambios bruscos en la temperatura afectan a los pacientes, ya sea cuando bajan en invierno o cuando suben en el verano, como está sucediendo en la actualidad.
Soler detalló que las vías aéreas, en su extensión, son más que la superficie de la piel, y están revestidas de una vellosidad que mueve un moco, el cual debe estar bien hidratado para que tenga las competencias orgánicas capaces de limpiar todo lo que es el árbol traqueobronquial.