SÃO PAULO, BRASIL.– Las principales avenidas de São Paulo fueron escenario de una de las mayores manifestaciones registradas en los últimos años, cuando decenas de miles de brasileños salieron a las calles para exigir la renuncia del presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
Convocados por organizaciones civiles, movimientos conservadores y sectores de la oposición política, los manifestantes expresaron su descontento con la gestión del mandatario, a quien acusan de corrupción, políticas económicas fallidas y un supuesto distanciamiento con las necesidades de la población.
Portando banderas de Brasil, pancartas con mensajes de rechazo y camisetas verdeamarillas, los ciudadanos colmaron la emblemática Avenida Paulista, en una protesta que se replicó en menor escala en otras ciudades como Río de Janeiro, Brasilia y Belo Horizonte.
La movilización fue calificada por analistas y medios locales como una de las más numerosas desde las protestas de 2013, marcando un nuevo punto de tensión en el escenario político brasileño.
Hasta el momento, el Palacio del Planalto no ha emitido una respuesta oficial. Sin embargo, miembros del Partido de los Trabajadores (PT) han calificado la marcha como un intento de desestabilización liderado por sectores radicales.
La situación mantiene en alerta a las autoridades, mientras se prevé que en los próximos días continúen las manifestaciones en distintos puntos del país.