Por Johnny Arrendel
En la República Dominicana, cuando la presión de los intereses creados parece invencible, de vez en cuando aparece alguien que recuerda la vieja máxima -sea de San Martín o de Gramsci- simplemente hará lo que haya que hacer.
No lo que es popular, no lo que pide el lobby de turno, no lo que recomiendan las embajadas o los gremios empresariales.
Lo que hay que hacer. Punto.
Cinco ejemplos concretos, cinco momentos en que cinco dominicanos no se amilanaron:
1- General Pedro de Jesús Candelier (1999-2000)
Leonel Fernández y Hamlet Hermann lo sacaron de la Dirección de Foresta y le dijeron: “Crea desde cero una policía de tránsito que ponga orden en esta jungla”.
Candelier llegó a la recién creada AMET con la misma mano dura que usaba contra taladores ilegales.
En menos de un año Santo Domingo dejó de ser un caos sin reglas: multas que se pagaban, vehículos decomisados, respeto y temor a infringir las reglas.
Demostró que sí era posible tener una policía vial que funcionara.
2- Alejandrina Germán (2007-2010)
Como presidenta de la Comisión Nacional Electoral del PLD en el poder, le tocó depurar cientos de precandidatos a alcaldes, regidores, diputados y senadores.
Recibió presiones de todo tipo, pero aplicó la regla sin titubear: quien tuviera sombra de lavado o vínculos con el crimen organizado, fuera.
Cientos de impugnaciones y objeciones revisadas, expulsiones en determinados casos. El PLD salió a elecciones sin el estigma que hoy arrastra el PRM con dirigentes a distintos niveles vinculados al narco.
3- Rafael Camilo (2004-2009)
Heredó el sistema financiero en terapia intensiva tras el hoyo negro de Baninter y Bancredito.
Aplicó la Ley 183-02 con rigor y recuperó la confianza.
Cuando estalló el fraude del Banco del Progreso (2005), los accionistas mayores esperaban el mismo salvataje estatal de 2003. Camilo los sentó y les dijo: “Ustedes asumen las pérdidas con su propio dinero” y lo hicieron.
El Estado no puso un peso.
Scotiabank terminó comprando el banco sano años después.
4- General Rafael Guillermo Guzmán Fermín (2007-2010)
Los secuestros en la RD se estaban convirtiendo en industria: bandas organizadas, mediadores religiosos y comunitarios cobraban comisión, familias pagaban en silencio.
Guzmán Fermín decretó la política que funcionó en Europa y en Estados Unidos: cero negociación con secuestradores. En cambio, operaciones tácticas, inteligencia delictiva, rescates con uso de la fuerza.
En meses el país pasó de 100 secuestros al año a cero durante largos períodos.
El intento de implantar en RD el modelo colombiano quedó frustrado para siempre.
5- Danilo Medina (2012-2020)
Todos los presidentes anteriores habían cedido al esquema de contratar plantas de emergencia, flotantes, recurrir al caro mercado spot y a generadores privados indexados al petróleo.
Medina, contra viento y marea, frente a la presión del CONEP, de «la Embajada» y de los mismos generadores, empujó Punta Catalina: 752 MW a carbón, propiedad 100% estatal, costo de generación entre 4.5 y 6 centavos de dólar el kWh.
Hoy es la planta que más despacha, la que fija el precio de referencia y la que evita que la luz cueste el doble.
Empero, el programa de generación barata estatal, que empezó con Catalina, no ha tenido continuidad.
Cinco personas, cinco momentos críticos.
No inventaron teorías, no pidieron permiso a los poderosos de siempre.
Hicieron, en el instante que les tocó, lo que había que hacer y la República Dominicana fue, por un rato, un poco mejor.

