La irrupción de la orquesta Los Vecinos a mediados de la década de los años 70 constituyó un golpe de estado a la mentalidad machista que dominaba el merengue en esa época, aseguró Milly Quezada, máxima estrella de esa agrupación musical.
“Formar una agrupación que llegó a llenar un vacío existente en Washington Heights, que es donde nosotros nos criamos, y que la misma comunidad nos dijera que deberíamos formalizar la agrupación porque lo estábamos haciendo muy bien, llenamos ese vacío, y con el tiempo fuimos ocupando un lugar que dio el espacio para grabar nuestro primer disco titulado Esta es Milly con los Vecinos, que pasó a ser un golpe de estado a esa mentalidad machista que dominaba el merengue en esa época”, reiteró Quezada.
Milly reconoció que en esos tiempos estaban doña Casandra Damirón como folklorista y Elenita Santos con las Salves, pero, “realmente, cuando sale esta chamaquita con esta agrupación, sus hermanos detrás y los vecinos reales de Washington Heights tocando y acompañándonos, eso creó un gran impacto en gente como Johnny Ventura y Wilfrido Vargas, que los tomó por sorpresa”.
“En mi caso nací con un talento dado por Dios, yo no aprendí esto en ninguna escuela; para mí cantar fue como respirar, yo le cantaba y le bailaba a mi papá por cinco centavos, me decían cotorrita porque hablaba mucho, en fin, era muy avispita”, recordó Milly Quezada al ser entrevistada en D´AGENDA.

Insistió en que desde que tiene uso de razón siempre le ha gustado la música: “Yo amaba la música de todo género, la americana, la bachata; a mí me dieron varias pelas por escaparme de la casa al colmado de la esquina, que siempre había una vellonera”.
“Además de ese don, como decía Celia Cruz, hay que tener un poco de talento y mucha suerte, estar en el lugar y el momento apropiado, vivir en Nueva York para la época de la Fania; para mis cuatro hermanos todo era música, igual que en el vecindario”, dijo la merenguera sobre el ambiente en que se forjó su carrera musical.

