LOS ANGELES (NBAMANIACS.com).-Había muchas cosas en juego en el triple que Maxi Kleber lanzó mientras sonaba la bocina del Crypto.com Arena y sus Mavericks caían por 110-108 ante los Lakers. Dallas, en una pequeña crisis de resultados, temía que una derrota les complicase aún más la vida y les obligase a pelear por estar siquiera en el play-in- Los angelinos, en plena remontada hacia la postemporada, soñaban con un triunfo clave ante un rival directo que les permitiera seguir escalando posiciones y ganando confianza. Todo dependiendo de un balón en el aire.
La jugada previa al tiro del alemán distó de ser ejemplar. Irving recibió muy rodeado y no logró generar ventaja ante dos defensores, de modo que su pase a Kleber fue casi un último recurso. Con los segundos expirando, el germano no tuvo tiempo sino para levantarse lo más rápido posible y lanzar por encima del punteo de Anthony Davis confiando en haber sido lo bastante preciso. El balón voló. La bocina sonó. El resto del pabellón, en silencio. Todos mirando hacia un aro que iba a dictar sentencia en cuestión de décimas.
Agónico es la palabra que mejor define a este encuentro. Así fue el triunfo texano, así llegaban ambos equipos al duelo, así quedan los Lakers tras él. Para Dallas, por el contrario, esta canasta supone una bombona de oxígeno que les vuelve a dar vida en un Oeste en el que lo mismo estás contra las cuerdas un día que metido en puestos de acceso directo a playoffs el siguiente. Si el triple de Kleber no hubiese entrado, ambos equipos estarían ahora mismo empatados. Y sin embargo, sus situaciones no pueden parecer más diferentes.
Este fue el único triple que anotó Maxi en toda la noche, quien sin embargo fue incluso más protagonista en el clutch si cabe. El ala-pívot no solo anotó la canasta de la victoria, sino que, con 109-105 en el marcador y solo 7,2 segundos para el final, fue objeto de falta por parte de Anthony Davis mientras lanzaba un triple, lo que le permitió lanzar tres tiros libres con los que colocar a los suyos a solo un punto de ventaja para posteriormente, cuando el propio Davis falló desde el 4,60, rematar con la canasta ganadora. Kleber terminó el choque con solo 10 tantos en su haber, pero más de la mitad de ellos llegaron en los últimos 10 segundos.
«Nunca había metido una canasta así en mi vida» confesó el alemán. «Cuando Kyrie me dio el pase sabía que tenía que tirar rápido. La sensación ha sido increíble. En cuanto lancé y vi el balón en el aire empecé a intuir que podía ir dentro, y antes de darme cuenta tenía a todo el equipo corriendo hacia mí. Ha sido genial».
Estelar Irving
Durante el resto de la noche, el peso ofensivo de los de Kidd recayó sobre Kyrie Irving, que con 38 puntos comandó los mejores momentos de los texanos y les mantuvo con vida hasta el final. El base fue poco a poco creciendo en el partido, y tras un inicio algo más discreto sumó 24 tantos en el a segunda mitad a cada cual más importante. Primero lideró el parcial que dio al equipo su mayor ventaja de la noche (54-68), luego contuvo la reacción de los Lakers, y, cuando estos se pusieron por delante, mantuvo a Dallas lo suficientemente cerca como para llegar a los segundos finales con opciones. Y en ellos, ocurrió lo que ocurrió.
Algo más repartida estuvo la anotación en los locales, a los que Davis lideró con 26 puntos y 10 rebotes pero cuyo partido quedó ensombrecido por sus errores en el tramo final. El pívot fue el principal artífice de la remontada de los californianos con un sensacional último cuarto, pero es difícil no acordarse de su innecesaria falta y de su tiro libre fallado a la hora de repasar mentalmente el encuentro. Austin Reaves y Dennis Schröder, con 16 y 15 tantos, fueron sus principales escuderos, mientras que D’Angelo Russell no pudo pasar de los 11 pero lo compensó con 11 asistencias.
Los de Darvin Ham continúan pese a todo entre los diez primeros puestos, pero es inevitable la sensación de que entre la derrota ante Houston y este encuentro han dejado escapar dos opciones claras de soñar con algo más. Ahora, sin embargo, asegurar el play-in sigue siendo lo primordial.
