Por Charlie Núñez
La población dominicana, eso incluye a las direcciones de los partidos, los candidatos y sus militantes, están actuando como si las elecciones fueran dentro de dos años.
Si lo comparamos a un juego de baloncesto, en el caso de la congresual y presidencial estamos hace rato jugando el tercer cuarto y para la municipal estamos en el último cuarto.
En un abrir y cerrar de ojos, nos encontraremos en una fila votando para elegir nuestras autoridades municipales y poco tiempo después a los congresistas y presidente de la República.
Todos sabemos, y más que nadie lo sabe el actual presidente Luis Abinader, que su elección fue producto de una coyuntura política muy especial y que nunca ha contado con el fervor popular.
Es por ello, que en su gestión se ha dedicado a conquistar opositores, de una manera non sancta y a dedicar gran parte de nuestro recursos para poner a cobrar a muchos de por vida, con unas pensiones que el gobierno que surja debe revisar y silenciando o manipulando los medios de comunicación, con un presupuesto descomunal.
Como se juega al silencio o al olvido, quiero recordar a los lectores, que a pesar de los ingentes esfuerzos y recursos, el gobierno no ha podido imponer su voluntad en los procesos eleccionarios de importancia que se han celebrado en el país.
El 19 de octubre, la comisión electoral de la Asociación Dominicana de Profesores, declaraba presidente del poderoso gremio al profesor Eduardo Hidalgo, venciendo al candidato que representaba al gobierno y al PRM.
En noviembre de este 2023, aunque es justo reconocer que Waldo Ariel Suero está por encima de los colores partidarios, la candidata asumida por el partido de gobierno sufrió una aplastante derrota.
Esta vez, comenzando el último mes del año 2024, el partido de gobierno sufre posiblemente su peor derrota, por la magnitud que quiso darle a lo que pudo ser un proceso más, los daños colaterales han resultado peores que el daño original.
Esto se le combina con la encuesta probablemente de menos cuestionamientos en el país, como lo es la Greenbert, que aunque la portada del medio la trae con un 49 de intención de votos, la realidad es que el resultado de la muestra válida, no el cariñito llamado probables votantes, dice un 44% para Luis, frente a un 46 de sus dos principales contendientes.
Eso sin tomar en cuenta otro muestreo publicado por otro importante medio el día anterior, que le asignaba al presidente actual un 43% de intención de los votantes.
Se acercan los días de los procesos electorales y la realidad comienza a salir como el olor del arenque, que aunque usted trate de evitarlo, no hay manera de ocultarlo, así que preparémonos todos para el desmoronamiento de las mentiras y manipulación de un pésimo gobierno disfrazado de bondad.