REDACCIÓN INTERNACIONAL.- Para propiciar el empoderamiento de las personas mayores en su desempeño ocupacional comunitario, es fundamental construir proyectos significativos que puedan ser transformadores, y que permitan la participación activa en entornos y contextos facilitadores, realizando ocupaciones con otros.
Desde la Terapia Ocupacional se busca favorecer la planificación y organización de la rutina diaria a fin de estructurar y predecir lo que la persona mayor realizará.
La Terapia Ocupacional reconoce que cada persona es un ser ocupacional que se desempeña en comunidad, es decir, que las diferentes actividades que se realizan de manera cotidiana ocurren dentro de un entramado social y cultural
Algunas sugerencias que pueden ser utilizadas como guía para favorecer la participación activa de las personas mayores en su comunidad de una manera segura y accesible.
Desde la Terapia Ocupacional se busca favorecer la planificación y organización de la rutina diaria a fin de estructurar y predecir lo que la persona mayor realizará. Por lo cual, se propone tener cuenta los siguientes pasos para diseñar un plan que la incentive a desempeñarse en la comunidad:
Realizar un mapeo: favorecer la identificación, visualización y análisis de los recursos y desafíos presentes en su comunidad, teniendo en cuenta los intereses, su historia ocupacional y aspectos socioeconómicos.
Evaluar los horarios: es importante tener presentes los horarios donde podría haber mayor aglomeración de personas en la vía pública, ya que esto podría ser un desafío para la movilidad de la persona mayor.
Por otra parte, considerar los horarios en relación con las estaciones del año también será un factor relevante, dado que no se aconseja salir al mediodía en verano o por la tarde en invierno.
Planificar el recorrido: se podrá visualizar y registrar el mismo en un mapa, así como también los posibles caminos alternativos.
Identificar medios de transporte: buscar y registrar las posibilidades de los diferentes medios de transporte que se pueden seleccionar para ir al sitio elegido y volver al hogar, teniendo en cuenta la accesibilidad a los mismos.
Seleccionar la vestimenta adecuada: según el sitio a donde la persona mayor irá (formal o informal), el clima del día (frío o calor) y el calzado para garantizar una deambulación segura (antideslizante).
Determinar los elementos que debe llevar la persona mayor: algunos de los mismos pueden ser la billetera, el dinero, las llaves, el celular y la documentación, entre otros.
Puede ocurrir que la persona mayor presente limitaciones físicas que le impliquen un desafío a la hora de movilizarse en la vía pública.
En estos casos, se sugiere que se tenga en cuenta la accesibilidad a los sitios en donde quiere ir la persona, por ejemplo si es un restaurante poder evaluar previamente si el acceso al mismo tiene rampa o escaleras. De esta manera, se podrá garantizar la seguridad y la participación en la actividad.
Asimismo, tener en cuenta que el uso de barandas o pasamanos disminuye el riesgo de caída.
Además, es importante considerar que el recorrido que se realice cuente con semáforos y señales de tránsito que faciliten la deambulación en la vía pública, respetando el cruce de las calles o avenidas por la senda peatonal.
Si bien la persona mayor puede conocer el entorno donde se moviliza, debe estar pendiente de los diferentes estímulos externos que podrían llegar a aparecer en la vía pública, tales como las personas que andan en bicicleta, el sonido de una bocina, las indicaciones que puede estar dando un agente de tránsito, el tiempo del semáforo, el cruce en avenidas doble mano, las señales de tránsito y el estado de las veredas.
Por último, en caso de que un profesional de la salud le haya indicado a la persona mayor el uso de ayuda en la marcha, ya sea andador o bastón, es indispensable promover que cumpla con la sugerencia para garantizar su máxima seguridad en la vía pública.