GAZA.-La guerra iniciada tras el ataque terrorista de Hamás a Israel, el 7 de octubre de 2023, desencadenó una catástrofe humanitaria en Gaza, con más de 58,000 personas muertas, según las autoridades sanitarias locales.
Sin embargo, para quienes siguen viviendo, surgió otra amenaza inminente: el hambre. De acuerdo con organismos internacionales, más de medio millón de personas enfrentaron niveles extremos de inseguridad alimentaria, provocando un colapso que dejó de ser una posibilidad futura para convertirse en una realidad.
Decenas de palestinos (hombres, mujeres y niños), con las manos alzadas y ollas vacías, se dirigen cada día a las cocinas comunitarias con la esperanza de recibir algo caliente, aunque fuera solo una cucharada de guiso. Desde detrás de una reja, en la capital de Gaza, clamaban por alimentos a empujones. Aquella fue su escena cotidiana. Sus rostros, marcados por la guerra, decían más que cualquier cifra. La espera resultaba larga, agotadora y tensa.
Uno de los ciudadanos palestino narró diciendo lo siguiente: “Vine desde muy lejos solo para conseguir una comida en esta cocina. No quiero comer yo, pero al menos que coman los niños. ¿Qué culpa tiene un bebé de cuatro meses?”, expresó Ghazi Alyan, de 21 años, desplazado de Jabalia.
Desde enero de 2024, la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA) examinó a más de 240,000 niños menores de cinco años. Uno de cada diez presentó signos de malnutrición. Antes del conflicto, los casos de desnutrición aguda en Gaza eran prácticamente inexistentes. Durante la guerra, se convirtieron en una constante en las clínicas, cuando lograban abrir.
Fuente: Infobae