SANTO DOMINGO.-La presidenta electa de la Cámara de Cuentas de la República Dominicana (CCRD) para el período 2025-2029, Emma Polanco, aseguró este miércoles que asume este nuevo rol con un firme compromiso “moral, ético y de trabajo” con el país.
“Me siento sumamente emocionada de haber sido elegida para ocupar este cargo tan importante para la República Dominicana. Tengo un compromiso moral, ético y de trabajo, como he asumido cada responsabilidad en mi vida profesional, para hacer los aportes que sean necesarios”, expresó Polanco tras su designación.
La destacada académica y profesional fue la primera mujer en ocupar la rectoría de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Es contadora pública autorizada, egresada de la misma institución, con especialidades en Contabilidad de Costos y Contabilidad e Impuestos. Además, posee una maestría y un doctorado en Economía Aplicada, ambos obtenidos en la Universidad del País Vasco, España.
Su trayectoria incluye también funciones como directora de la Escuela de Contabilidad del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (Intec), coordinadora de la cátedra de Costos en la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la UASD, vicedecana, decana y vicerrectora Administrativa de la alta casa de estudios estatal.
Durante el proceso de evaluación para la Cámara de Cuentas, Polanco presentó una propuesta centrada en una “gestión positiva, honorable y eficiente”. Planteó la creación de una plataforma tecnológica robusta para dar seguimiento a los procesos de fiscalización, subrayando que el rol de la institución no debe limitarse a sancionar, sino también a prevenir irregularidades mediante equipos capacitados y motivados.
Asimismo, recordó que en dos ocasiones solicitó ser auditada durante su gestión en la UASD. “Preparé el área de contraloría y entregué un informe detallado, registrando desde el primer hasta el último peso que manejé durante mi gestión como rectora”, afirmó, en defensa de su historial de transparencia.
Emma Polanco busca impulsar desde la Cámara de Cuentas una cultura institucional basada en la ética, la responsabilidad y la mejora continua del control fiscal.