SANTO DOMINGO.-Para la Fundación Institucionalidad y Justicia, Inc. (FINJUS) son motivo de preocupación
los efectos que podrían derivarse del transfuguismo político en el sistema electoral,
analizados, según establece la fundación, desde la perspectiva de la necesidad de fortalecer los mecanismos que propician los derechos a elegir y ser elegidos consagrados en la Constitución y las leyes, lo mismo que para elevar la calidad de la representación política que se encarna en el Poder Legislativo y el sistema municipal.
«Cada persona tiene derecho a ejercer una participación política estable y activa. Esta es
una condición sine qua non del desarrollo social y político de una nación. En el marco de
una sociedad democrática, esa participación debe ser coherente con la visión del sistema
político imperante y el contenido y alcance de los actos de los órganos estatales, los
partidos políticos y las normas que los regulan», indica FINJUS en un comunicado.
Agrega que cuando un representante político decide de manera abrupta y casi siempre intempestiva abandonar las filas de su militancia, deja a un lado los deberes de fidelidad, tolerancia y continuidad que lo unen con sus seguidores. En otras palabras, los representantes elegidos de cada afiliación política encarnan los intereses de sus electores y por ende su voluntad. Por ello, sin distinción de la noción que se utilice, el transfuguismo refleja una idea sesgada de vida democrática, porque no demuestran consistencia con lo que promueven. Como consecuencia directa de este planteamiento se eleva el desinterés y la desconfianza de los ciudadanos, pues distorsiona el sentido de la participación de los
ciudadanos en las elecciones, desde el momento en que su representante abandona las
ideas que fueron la base de su triunfo.
El transfuguismo atenta contra el pluralismo político. Si aceptamos que la diversidad
ideológica y política es uno de los fundamentos de una sociedad democrática, ¿dónde
quedan sus valores cuando algunos representantes que estaban en una bancada de forma
abrupta pasan a ser parte de las filas contrarias? , cuestiona la fundación.
FINJUS llamó a la sociedad a mantener su atención a este fenómeno que daña
la democracia y a elevar la voz para que los órganos competentes adopten las
regulaciones que sean adecuadas para que la conducta ética y política de los partidos
políticos y sus integrantes sea coherente con los valores democráticos que la sociedad
dominicana ha pregonado en las últimas décadas. La solución no reside en vulnerar el
derecho a la participación política, sino que, dentro de marcos razonables y
proporcionales, se establezcan los límites lógicos que desestimulen el transfuguismo, a
fin de salvaguardar los principios constitucionales y democráticos vitales que hoy están
en riesgo, como el pluralismo político, la tolerancia, la transparencia y la certeza.