Manila (EFE).- Los guardacostas de Filipinas hallaron un saco con lo que parecen ser huesos humanos calcinados e identificaron otros posibles restos en el fondo de un lago volcánico, durante una operación este viernes para buscar los cadáveres de 34 hombres vinculados a apuestas en peleas de gallos, supuestamente asesinados por policías.
«Un equipo de la Policía Nacional de Filipinas (…) en coordinación con la Guardia Costera de Filipinas, recuperó un saco blanco que contenía lo que parecen ser huesos humanos quemados», indicó el Departamento de Justicia en un comunicado.
Según la nota, las autoridades deben aún certificar si se trata de restos humanos y, en caso positivo, realizarán pruebas de ADN para verificar si pertenecen a alguno de los desaparecidos. La cadena filipina ABS-CBN señaló este viernes que los equipos de búsqueda localizaron otros sacos que aún no han sido recuperados.
Los posibles restos humanos fueron encontrados en el lago que rodea al volcán Taal, al sur de Manila, donde equipos de submarinistas continuaron este viernes la búsqueda de los desaparecidos.
El caso de los ‘sabungeros’, como se conoce en Filipinas a los entusiastas de las peleas de gallos, se remonta a 2021. En apenas un año desaparecieron al menos 34 personas relacionadas con la cría de estas aves y con las lucrativas apuestas en línea en torno a estas peleas, muy populares en Filipinas pero prohibidas en 2022.
Familiares y activistas han denunciando desde hace años que los ‘sabungeros’ fueron secuestrados y asesinados fruto de rivalidades en un mundo que mueve millones de pesos, y han expresado repetidamente su frustración por la falta de progreso en la investigación.
El suceso permaneció enterrado hasta que el mes pasado un hombre, Julie Patidongan, afirmó en una entrevista con GMA que los 34 fueron asesinados y posteriormente arrojados al lago que rodea al volcán Taal.
Patidongan afirmó que los asesinatos se perpetraron con la ayuda de agentes de la Policía filipina, y acusó de haber ordenado las desapariciones al empresario Charlie Ang, involucrado en la organización de peleas de gallos y para el que el denunciante trabajaba como guarda de seguridad.
Ang, por su parte, ha negado las acusaciones y el jueves presentó una denuncia contra su antiguo empleado, acusándolo de amenazas y extorsión.
Las autoridades de Filipinas impusieron restricciones hace una semana a una quincena de policías sospechosos de estar involucrados en las desapariciones.