MICHIGAN (NBAMANIACS. COM).-El desastre que se está viviendo en Detroit puede tener profundas consecuencias. En la organización tienen claro que siguen en reconstrucción y que van de cabeza a pelear por el número 1 del draft de 2024, pero entre ese escenario y directamente pasar vergüenza, necesitan un término medio que ni existe ni se le espera.
17 derrotas consecutivas. Ese es el dato que puede hacer saltar por los aires gran parte del proyecto actual, el cual algunos especialistas ya dan por liquidado. Como decíamos, nadie esperaba que Detroit diese el salto a ser equipo de playoffs, pero sí que con Cade Cunningham recuperado y en forma al menos se viesen brotes verdes a través de competir cada noche y sumar algunas victorias. Ni una cosa ni la otra.
Pese a la firme apuesta realizada con la contratación de Monty Williams para el banquillo, lo que se está viendo sobre el parqué dista mucho de lo esperado. Ya no es que se esté perdiendo, es que las palizas se acumulan y jugadores en los que se tenían puestas muchas esperanzas –caso de Jaden Ivey– parecen haber dado tres pasos atrás. Por supuesto hay quien mira al banquillo con dudas, pero por ahora es suelo firme. Con un acuerdo de seis años y 78,5 millones de dólares, en Michigan ni se plantean por ahora prescindir de él. No, los tiros van por otro lado.
Según informa Shawn Windsor de The Detroit Free Press, empieza a calentarse la posibilidad de que el general manager, Troy Weaver, sea despedido para que surja una nueva oficina principal que dé forma a su propio proyecto. Aunque es pronto para saberlo, la dinámica del equipo hace complicado imaginar una mejora necesaria para que el ejecutivo de los Pistons salve su asiento, y es que la actual proyección sitúa a Detroit con un catastrófico balance final de 10-72… Despedir a Weaver sería el primer paso, pero probablemente no el último.
Con un amplio margen salarial proyectado para el próximo verano, es igualmente probable que un nuevo director de orquesta tuviese pocos reparos a la hora de mover a casi todas las piezas de su plantilla. Dando por hecho que prescindir de Cunningham sigue sonando a locura, el resto de la plantilla podría estar disponible para cualquier movimiento. Sí, hablamos del clásico efecto dominó. Si cae el que ha dado forma al actual roster, este corre peligro sin lugar a dudas.
¿Hay solución en el presente? Está complicado. Cuando un equipo entra en un círculo vicioso como el que viven los Pistons, se necesita un punto de inflexión muy fuerte para romper ese candado que les tiene atrapados. Es probable que mejoren –a peor no pueden ir–, pero que lo hagan lo suficiente como para que Weaver se agarre a la silla y no rueden cabezas… Esa es otra historia.