San José.- El comisionado general Marcos Alberto Acuña Avilés, jefe de escolta del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, fue detenido por la Policía Nacional por desobedecer “flagrantemente órdenes superiores” y poner en “riesgo la seguridad ciudadana”, por lo que se le dio de baja deshonrosa y será juzgado, informó este miércoles esa fuerza de seguridad nicaragüense.
“El comisionado general Marcos Alberto Acuña Avilés desobedeció flagrantemente órdenes superiores, poniendo en riesgo la seguridad ciudadana, en consecuencia y de conformidad a lo establecido en la Ley 872 Ley de la Policía Nacional y sus reformas se le impuso baja deshonrosa y será juzgado por el delito de incumplimiento de deberes, desobediencia e insubordinación” en Nicaragua, señaló la institución de orden público en una declaración.
La Policía de Nicaragua, que dirige el primer comisionado Francisco Díaz, consuegro de Ortega y de la esposa de éste y vicepresidenta, Rosario Murillo, no ofreció detalles sobre la desobediencia en que habría incurrido el ahora exjefe de escolta del presidente ni como puso en riesgo la seguridad ciudadana, ni donde se encuentra detenido.
Fue por discutir con Rosario Murillo, según Confidencial
La destitución de Acuña Avilés fue revelada en la víspera por la plataforma nicaragüense Confidencial, que dirige desde Costa Rica el periodista Carlos Fernando Chamorro, quien informó que su expulsión fue ordenada por Murillo el 24 de julio pasado -cinco días después de la celebración del 45 aniversario de la revolución sandinista- luego de una discusión entre ambos.
“La misma noche de su destitución, Acuña fue internado en el hospital Carlos Roberto Huembes, que atiende a la Policía Nacional, para que lo estabilizaran, porque se le había subido la presión. Desde entonces permanece incomunicado en el hospital, custodiado por oficiales de la Policía Nacional”, sostuvo ese medio. Acuña Avilés era parte del equipo policial de Ortega desde la década de 1990, cuando el dirigente sandinista era el principal líder de la oposición en Nicaragua.
Tras el retorno de Ortega al poder, en 2007, fue nombrado jefe de escolta presidencial, y fue ascendiendo de rango a lo largo de los años hasta obtener en el 2014 el grado de comisionado general a través de un acuerdo presidencial.
Pugnas internas en el sandinismo
Según el sociólogo, escritor y analista político Oscar René Vargas, uno de los 222 presos políticos nicaragüenses desterrados a Estados Unidos en febrero de 2023, el Gobierno de Ortega “está entrando en la etapa final”, como parte de un proceso de implosión o de descomposición interna que se va desarrollando poco a poco dentro del sandinismo.
Para Vargas, Ortega y Murillo ansían construir una “dinastía familiar” y para alcanzar su objetivo usan el poder absoluto que tienen para socavar todo vestigio de libertades y de respeto a los derechos humanos, privilegian a sus círculos cercanos y maniobran en la “oscuridad” con quienes pavimentan el camino de la sucesión familiar.
El tema de la sucesión familiar fue el detonante para que Ortega declarara “traidor a la patria” a su hermano menor, el general retirado Humberto Ortega, el caso más emblemático y reciente de las fisuras en el sandinismo.
El exjefe del Ejército, uno de los estrategas de la insurrección armada contra Somoza Debayle, se encuentra bajo vigilancia en su residencia en Managua tras cuestionar la sucesión “dictatorial” del jefe de Estado. Según disidentes, la purga en el sandinismo se ha arreciado en el último año cuando el tema de la sucesión familiar saltó a la palestra pública, cuando Ortega otorgó plenos poderes a uno de sus hijos, Laureano Facundo, para suscribir acuerdos con China y Rusia, dos de los principales aliados de Nicaragua.