Moscú/Kiev -(EFE).-Rusia anunció este martes la segunda fase de su guerra en Ucrania, centrada en la «liberación completa» del Donbás prorruso, en el este del país, una operación que incluye el asalto final a la acería de Azovstal, en Mariúpol, último reducto de la resistencia ucraniana en la estratégica ciudad portuaria.
«La operación en el este de Ucrania tiene como objetivo, como ya se anunció, la liberación completa de las repúblicas de Donetsk y Lugansk. Esta operación continuará, la siguiente fase de esta operación especial está comenzando», dijo este martes el ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov.
Para Ucrania la gran ofensiva rusa por el Donbás comenzó ya el lunes, tal y como señalaron por la mañana el gobernador regional de Lugansk, Serhiy Gaidai, y poco antes de la medianoche el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski.
Pero en medio del silencio ruso, que da escasos detalles de la llamada «operación militar especial», Lavrov fue el primer alto cargo en confirmar por parte de Rusia la gran ofensiva justo 21 días después de la retirada de las tropas del norte y noreste de Ucrania.
Tres semanas para reagruparse
Rusia ha necesitado todo este tiempo para reagrupar sus fuerzas y enviar nuevos grupos tácticos de batallón al este ucraniano -y también al sur- así como equipamiento de artillería, apoyo aéreo y sistemas de mando y control.
«Nos defenderemos. Pelearemos. No entregaremos nada de Ucrania», dijo Zelenski, quien propuso hoy a la Rada Suprema (Parlamento) prolongar un mes la ley marcial, hasta el 25 de mayo.
«Estoy agradecido a todos nuestros combatientes, a todas nuestras ciudades heroicas en el Donbás, Mariúpol, así como a las ciudades de la región de Járkov que están resistiendo, defendiendo el destino de toda Ucrania y repeliendo las fuerzas invasoras. Rubizhne, Popasna, Zolote, Lysychansk, Severodonetsk, Kramatorsk y todos ellos que han estado con Ucrania durante todos estos años y para siempre», dijo.
«La intensidad de los bombardeos en Járkov ha aumentado. Por ello, pedimos a los vecinos de la ciudad que permanezcan en los refugios tanto tiempo como sea posible y que no salgan a la calle si no es absolutamente necesario. No hagan colas, no se reúnan en grandes grupos. ¡Ahora es muy peligroso!», advirtió hoy el jefe de la Administración Regional Militar, Oleh Synyehubov.
En la región, que lleva siendo bombardeada desde el inicio de la ofensiva militar rusa, al menos tres personas fallecieron y otras 21 resultaron heridas en ataques contra áreas residenciales, señaló.
Otro llamamiento a la evacuación
En la región de Lugansk hay ataques masivos y más bombardeos aéreos que antes «en toda la línea de defensa», dijo hoy Gaidai.
«Váyanse a regiones seguras de Ucrania. Ahora tienen la oportunidad de escapar. Cada día que pase las posibilidades se reducirán», instó a los habitantes, después de que «miles» de los 20,000 habitantes de la ciudad de Kreminna no lograran huir antes de que ayer los rusos tomaran la urbe.
Este martes algo más de cien civiles fueron evacuados de la región de Lugansk, pero aún quedan unos 70,000 habitantes que no lo han hecho, sostuvo el gobernador.
Solo quedan dos hospitales operativos, en Severodonetsk y Lysychansk y «es imposible contar el número de civiles asesinados», porque muchos cuerpos se encuentran tirados en las calles sin poder ser recogidas por el continuo bombardeo, dijo Gaidai.
En la región de Donetsk, el gobernador, Pavlo Kyrylenko, afirmó que «los rusos continúan bombardeando constantemente» en las direcciones de Marinka, Ocheretyne, Toretsk y Avdiivka, ciudad esta última en la que los rusos intentaron dos veces pasar a la ofensiva.
Como resultado del bombardeo murió un civil y varias casas resultaron dañadas, además de un gasoducto.
Pero la situación sigue siendo especialmente crítica en Mariúpol, donde resisten en la acería de Azovstal, un número indeterminado de defensores y al menos mil civiles en los refugios subterráneos de la planta, en su mayoría mujeres con niños, según la Alcaldía.
El portavoz de las milicias prorrusas de Donetsk, Eduard Basurin, afirmó este martes que ha comenzado el asalto a la fábrica.
«Por donde yo sé, algunos grupos de asalto, seleccionados especialmente para esa misión, ya han comenzado su labor y nos ayuda en ello la Federación de Rusia con su aviación y artillería», dijo.
El Servicio de Seguridad de Ucrania aseguró hoy tras interceptar una conversación del Ejército ruso que éste quiere «borrar de la faz de la tierra» la planta metalúrgica con «sorpresas de tres toneladas (de bombas) desde el cielo».
El asesor del alcalde de la ciudad, Petró Andriushchenko, afirmó por su parte que los rusos «están atacando no solo con bombas pesadas Azovstal, sino que la artillería y los tanques continúan atacando caóticamente un sector residencial».
Un nuevo ultimátum
Antes del anunciado asalto final, Rusia dio a los «batallones nacionalistas» del regimiento de Azov y a los supuestos mercenarios dos horas para rendirse, «teniendo en cuenta la situación catastrófica que se ha producido en la planta metalúrgica, además de guiarse por principios puramente humanitarios».
«A todos los que depongan las armas se les garantiza la conservación de la vida», afirmó el jefe del Centro de Control de Defensa Nacional de la Federación Rusa, coronel general Mijaíl Mizíntsev, quien consideró «información falsa» diseminada por Kiev que haya civiles en la fábrica.
Por contra, recordó que «la detención forzosa de la población civil como ‘escudo humano’ es terrorismo» y sus autores en Azovstal son «criminales de guerra y terroristas».
Llegada la hora planeada por Rusia para que los defensores salgan de la ciudad, Mizíntsev anunció unilateralmente un «cese de toda acción militar» y la apertura de tres corredores humanitarios con decenas de autobuses y ambulancias para la salida de los armados, que por ahora no han dado señales de querer rendirse.