Por Charlie Núñez
Era tan joven, que si la memoria no me falla, aún no tenía edad para votar.
Sentado en una silla plegadiza de metal, escuchaba con atención las palabras de un hombre grande de America, referente moral del pueblo dominicano.
Vestido con chacabana blanca, hablando pausado, sentado al fondo del espacio que aún aloja el comité intermedio Máximo Cabral, se encontraba Juan Bosch en un conversatorio con miembros y aspirantes a miembros del PLD.
Concluida su exposición, en un turno de preguntas propias de un ambiente relajado y distendido, desde la puerta que daba al balcón, pregunta Rafael Guerrero, un dirigente ya fallecido, Don juan, como selecciona usted a sus amigos?
En el único lugar que había visto una computadora era en el Banco Popular, un instrumento tecnológico que pocos dominicanos conocíamos para la época, Don Juan le respondió al compañero: «En mi cabeza tengo una computadora en la que registro las cosas buenas y malas de la gente, si esa persona posee más cualidades positivas que negativas, puede ser mi amigo, de lo contrario no».
En un discurso cargado de las prendas que mejor adornan al actual presidente de la República, las mentiras y la demagogia, éste afirmó, que si Juan Bosch, con quien le unió una gran amistad familiar estuviera vivo, estaría apoyando la transparencia, que obviamente él entiende que representa y no la obscuridad que según él representa la oposición.
Según el criterio de Don Juan para seleccionar sus amigos, tenga la seguridad que que usted no sería uno de ellos.
Si alguna relación familiar pudo haber por ahí, sería con su padre, pero compartí con Don Juan desde muchacho en escenarios políticos y culturales, nunca vi a su persona ni creo que hayan sido los ambientes que usted frecuentara, lo digo por el tipo de amigos que usted ha mostrado en la vida pública.
Juan Bosch con vida, nunca le hubiera permitido a usted y sus amigos llamar ladrones a esa gran militancia peledeísta, que en la casi totalidad está en capacidad de dar cátedra de honestidad a usted y su combo.
Juan Bosch con vida, hace rato que le habría pedido que renuncie por incapaz.
Juan Bosch con vida ya le hubiera organizado marchas en todo el país contra el desastre de gobierno que usted ejecuta.
Juan Bosch con vida hace rato hubiera editado más de un álbum de la corrupción de su gobierno.
Juan Bosch con vida le habría escrito una serie de artículos analizando los inventos y la improvisación de su gobierno y sus socios.
Juan Bosch con vida habría mandado a sus legisladores a que lo interpelen para que explique el manejo de los recursos de todos los préstamos que usted ha tomado y no se sabe que han hecho con ellos.
Juan Bosch con vida estaría denunciando ante la comunidad internacional los atentados contra la soberanía y la democracia dominicana.
Juan Bosch vivo estaría reclamando explicación de dónde sale el dinero con que se esta comprando a los adversarios que se venden para gobernantes como usted.
Si Don Juan estuviera vivo, seguiría siendo referente moral, transparente, viviría humildemente y no tuviera fortuna ni dentro ni fuera del país.
Para gobernantes como usted, lo mejor es que hombres como Juan Bosch, no esten vivos.