ESTADOS UNIDOS (Agencias).- La temporada de huracanes de 2024 en la cuenca atlántica, que concluye oficialmente este sábado, fue muy activa y de un alcance devastador en Estados Unidos, donde impactaron 5 huracanes de los 11 que se formaron y uno de ellos, Helene, dejó más de 150 muertes directas, según cifras preliminares.
Hasta 18 tormentas con nombre se formaron en el Atlántico, que no dio tregua a partir de septiembre, tras un arranque de temporada en junio con el pavoroso huracán Beryl de categoría 5, la máxima, al que siguieron dos meses prácticamente con la mar en calma.
Fue una impresión engañosa. Con el comienzo de septiembre se desató la furia. Una tormenta tras otra, un huracán tras otro, buena parte de categoría mayor, se sucedieron sin descanso.
Beryl azotó el Caribe, la península de Yucatán (México) como categoría 2 y luego enfiló hacia Texas (EE.UU.), donde tocó tierra en julio y dejó alrededor de 25 muertos en este estado y el de Luisiana.
Pero si un huracán resultó destructivo y sobrecogedor esta temporada, ese fue Helene, que tocó tierra cerca de la localidad de Perry, en Florida, en septiembre, como un ciclón de categoría 4 con vientos máximos sostenidos de 225 kilómetros por hora.
No solo fue Helene el huracán más mortífero que impactó en Estados Unidos continental desde que lo hiciera Katrina en 2005, sino que además fue el más poderoso que ha alcanzado la región del Big Bend de Florida, en el noroeste del estado, desde que se tienen registros.
“Helene causó enormes desastres e inundaciones tierra adentro con sus intensas lluvias. Fue tan grave que todavía queda su huella en la zonas afectadas, no solo en Florida, sino en otros estados y, sobre todo, en las Carolinas, donde sus efectos fueron catastróficos”, apunta Molleda.
Un fenómeno, el de la cantidad y rápida intensificación de los huracanes, preocupa a los expertos. “En los últimos diez años hemos visto y se ha notado un incremento en la cantidad de huracanes que se han fortalecido rápidamente”, alertó el meteorólogo y coordinador de alertas del Servicio de Meteorología en Miami.
¿El Niño o La Niña?
Molleda advirtió, en ese contexto de fenómenos meteorológicos, que los huracanes, contrario a lo que todavía mucha gente cree, “no son solo viento. Son también muchísima lluvia, marejadas y tornados mortales”. “Hay que estar preparados”, insistió durante la entrevista.
La conjunción de La Niña, en el Pacífico, y las sobrecalentadas aguas del Atlántico son una combinación que pueden resultar en la potenciación de huracanes en la cuenca atlántica.
Por el contrario, el fenómeno de El Niño en el Pacífico se considera que inhibe la formación de huracanes en el Atlántico.
“Mientras los huracanes y ciclones tropicales continúan desatando fuerzas mortales y destructivas, está claro que se necesita más que nunca la ciencia y los servicios críticos”, afirmó en un comunicado Rick Spinard, jefe de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, en inglés).