Por: José Francisco Peña Guaba
Voy a salir de mi zona de confort como mediador en el sistema de partidos y especialmente de la oposición, para hacer un análisis que trataré que sea lo más desapasionado posible y en interés positivo hacia el PLD, organización política de la cual fui aliado por más de 20 años y en donde me quedan todavía innumerables amigos, varios de los cuales les guardo gran estima.
De los que militan actualmente en la tolda morada, el que más conozco, a quien más he tratado y apoyado, es precisamente a su Presidente, el Lic. Danilo Medina, a quien desde el BIS inscribí como candidato presidencial en tres ocasiones para las elecciones del año 2000, 2012 y 2016.
Aunque nuestra separación política se dio en el año 2019, esta se produjo con respeto y consideración de ambas partes; mi crítica a Danilo siempre ha sido en el marco de lo político, jamás en lo personal, por el criterio que siempre he mantenido como norte: “Con mis amigos, con la razón o sin ella”.
Nada, pues, me llama a tratar con algún tipo de resentimiento o interés de vendetta alguna hacia el PLD. Mi valoración personal sobre la situación actual del Partido de la Estrella Amarilla es todo lo contrario a lo que se pudiese pensar, porque soy de los que creo que en esa organización quedan fundamentales activos dirigenciales que le serían muy necesarios al polo opositor que se construiría para ganar las elecciones del 2028.
En ese sentido, me apresto a razonar los errores del pasado, la encrucijada del presente y los desafíos del porvenir del Partido de la Liberación Dominicana. Veamos:
Errores del pasado:
• Pérdida de su proverbial pragmatismo político: El PLD a partir de las elecciones del año 1996, su cúpula dirigencial mostró que actuaba en función de lo que le era conveniente electoralmente para su organización en cada coyuntura y fue precisamente esa la clave de sus éxitos acumulados en 20 años de gestión gubernamental.
• La corrupción lastimó el legado de Juan Bosch: Sin duda alguna, los comprobados hechos de corrupción han dañado significativamente la imagen del PLD.
Lo peor de todo eso es que quienes fueron los beneficiados de ese entramado corruptor, en su amplia mayoría, no eran verdaderos dirigentes peledeístas; fueron empresarios oportunistas, amigos de ocasión, amantes del poder y familiares desleales, a los cuales no les importó el profundo daño que con sus indecorosas acciones le hicieron a la marca PLD.
• La falta de cohesión institucional del Comité Político fue la que produjo la división interna: cuando el más alto organismo refrendó con su apoyo a una sola de las partes en conflicto, en medio de la crisis por los resultados de las primarias que seleccionarían al Candidato Presidencial del PLD el 6 de octubre del año 2019, fue esta la acción más antipolítica e infantil de las que tomó el CP; no solo porque perdieron las elecciones del 2020, sino también el liderazgo opositor en los comicios del año 2024.
Los desafíos actuales del PLD:
• Renovarse y conectarse con la ciudadanía: Si bien es cierto que la vieja guardia no se echará a un lado para entregarle su trabajo de larga data al liderazgo joven, lo que sí está claro es que la dirigencia joven debiera tener mayor capacidad de decisión en lo interno de los morados, porque la gente valora positivamente a la nueva cosecha del PLD representada por Juan Ariel Jiménez, Johnny Pujols, Yuri Enrique Rodríguez, Charlie Mariotti Jr., José Dantes, Lenin de la Rosa, Jorge Féliz Pacheco, Michael Matos, Richard Medina, Carolina Wegmüller, Priscila D’Oleo, entre otros.
• Alta dirigencia debe escuchar a su militancia: Una parte de la vieja dirigencia peledeísta se quedó detenida en el tiempo y no entiende que por su obstinada decisión han aislado al PLD. Paradójicamente, el mismo que otrora fue el mayor constructor de acuerdos y alianzas es el que al día de hoy no cuenta ni con un solo partido que le acompañe electoralmente; sus bases les piden a gritos unidad a su añejo liderazgo y ellos insisten en desoír ese vehemente pedimento. Insistir en esa soledad política solo hará que todo el que aspire a una posición electiva se le vaya, porque sabe que le sería casi imposible ganar una curul en esas condiciones en las próximas elecciones.
• Abrirse a la posibilidad de un acuerdo electoral a tiempo con las otras fuerzas de la oposición: Me niego a entender cómo se ha disminuido la capacidad de miras estratégicas del liderazgo principal del PLD, que no acepta la crisis en que se encuentran. No entienden que la única manera de parar la sangría y garantizar la supervivencia del partido es tomando acciones que generen esperanzas; pero en este momento solo lo puede lograr el PLD, si asume de manera prioritaria ser parte fundamental de una gran coalición electoral opositora donde participe la Fuerza del Pueblo. No solo porque sin duda alguna estos ya tienen el liderazgo opositor, sino porque esa unidad es la garantía para que permanezcan en el PLD valiosos y populares dirigentes que así optarían por candidaturas que podrían salir victoriosas en cualquier nivel de elección. Los mecanismos de alianzas los establece la propia Ley Orgánica del Régimen Electoral y hasta unas primarias de coalición se pudiese buscar la forma de realizar, con la finalidad de escoger los abanderados de la oposición para los comicios del 2028.
• El ego y los resentimientos personales de unos pocos de la alta dirigencia peledeísta harían zozobrar al acorazado morado si permanecen con su tozuda actitud, porque verán destruir en sus manos al PLD.
Les hago un llamado sincero a los amigos: Danilo Medina, Temístocles Montás, Gonzalo Castillo, Abel Martínez, Francisco Javier, Jaime David, Domínguez Brito, Margarita Cedeño, Juan Ariel Jiménez, Charlie Mariotti, Zoraima Cuello, Euclides Gutiérrez, Andrés Navarro, Cristina Lizardo, Iván Lorenzo y Johnny Pujols, que salven al PLD del ostracismo en el que hoy penosamente se encuentra el PRD y el PRSC, organizaciones políticas que en el pasado se disputaron la casi totalidad de la simpatía popular. El pragmatismo que hizo grande al PLD debe ser retomado como táctica por su dirección política para fortalecer su partido; si así lo hicieran, no me cabe la menor duda de que tendrían un aluvión de votos en las próximas elecciones y obtendrían centenares de cargos electivos.
Solo quiero dejarles una reflexión a los amigos del PLD: como conocedor un poco de la idiosincrasia política de nuestros ciudadanos, es que el olfato y el sentido de la oportunidad están presentes en el accionar de nuestra gente. Si el PLD no se ve como una organización que compite por el poder, las dos fuerzas políticas principales, PRM y Fuerza del Pueblo, harán un festín con la militancia y simpatía morada, que desconcertada, desilusionada y sin perspectivas hacia un futuro inmediato, no tendría otra opción que abandonar a su organización.
En la sociedad de hoy no existen los liderazgos paradigmáticos de Peña Gómez, Bosch y Balaguer.
La fidelidad ya no es a líderes ni a los partidos políticos; la gente busca autenticidad, apuestan por candidatos con reales posibilidades, la gente quiere ser escuchada y tomada en cuenta, pero sobre todo, la ciudadanía apoya a quienes promueven un cambio, y es esa combinación de factores la que determina el pensar y el proceder del nuevo ciudadano dominicano, donde la desconfianza y el cambio en valores hace mella.
Además, a los nacidos en esta media isla, demostrado está: “no nos gusta perder ni jugando belluga”.