SAN SALVADOR (AP) — El olor penetrante del asfalto fresco, lanzado con estruendo a la calle por una máquina, eclipsaba casi por completo el aroma del manjar nacional que se cocinaba sobre un comal caliente en un establecimiento cercano para alimentar a una docena de trabajadores en medio del calor pegajoso de la capital salvadoreña.
Todos tenían prisa por almorzar sus pupusas, no sólo para recuperar las fuerzas. Había mucho trabajo pendiente en el Estadio Mágico González y poco más de 24 horas para completarlo.
San Salvador, que dio un paso al frente hace un par de años para organizar los Juegos Centroamericanos y del Caribe tras la declinación de Panamá en medio de la pandemia, trabajaba afanosamente el jueves para tener listos algunos de los recintos que albergarán las justas regionales, cuya inauguración está prevista para este viernes en el estadio que lleva el nombre de la máxima gloria del fútbol nacional.
«Sí se alcanza a terminar a tiempo, y va a quedar muy bonito», confió Leonor López, una trabajadora de la construcción, mientras se tomaba una selfi, con el trasfondo del graderío del Mágico González, para mostrar dentro de unos años la evidencia de que colaboró con las obras de estos Juegos. «Esto es algo histórico para El Salvador».
Originalmente, estaba previsto que los periodistas que concurren al evento deportivo obtuvieran sus acreditaciones en un centro de prensa habilitado en el estadio. La sede del trámite se mudó a un hotel lujoso y céntrico esta semana.
Y es que hasta la tarde, no había muchos espacios para realizar una actividad ordenada en los pasillos del estadio. En los alrededores, se desenvolvía el tránsito caótico de trabajadores, policías, militares, camiones y motoniveladoras.
